¿Por qué pasan tan rápido los minutos estando contigo?

Aun puedo recordarlo. Lanzó esa pregunta al viento por primera vez durante una tarde de invierno, de aquellas en que afuera nevaba en grandes copos que parecía que fueran a echar a volar de nuevo hacia el cielo, de lo ligeros que caían.

“¿Por qué pasan tan rápido los minutos estando contigo?”.

El silencio por respuesta. Yo tampoco lo sabía.

Aun recuerdo el sabor del chocolate que tomábamos. La textura suave de la piel de sus manos. La expresión de feliz esperanza en sus ojos mientras lo preguntaba, que tantas veces habría de disfrutar. El griterío jubiloso de la pandilla de niños que jugaban afuera con la nieve. La música que sonaba, con sus acordes delicados de violín.

Podría recordar todos los detalles alrededor de cada momento de los muchos que nos hicimos la misma pregunta.
Hoy me preguntó por qué habían pasado tan rápido los últimos años, y supe que la respuesta era “porque estando contigo siempre quiero más”.

Y, sin pretenderlo, mi mente volvió a guardar como un tesoro cada una de las pequeñas cosas que construyen estos momentos de felicidad que parece breve pero, en realidad, ya es eterna.