Teatro puro

El diario La Nueva Espa?a le está dedicando en los últimos dias mucho más espacio al teatro del que es habitual. Pero no se hace eco de estrenos, de nuevos montajes, de premios ni éxitos de público, sino de las críticas a la política pública del Principado de Asturias en torno al teatro.

Leo diversas noticias, art?culos y entrevistas que llevan a las mismas tesis: Las políticas públicas de fomento del Teatro son insuficientes, las subvenciones escasas y mal distribuidas… En fin, que el Teatro se 'muere' por culpa de la Administración.

Como a otra mucha gente, me encanta el Teatro, pero aun así no veo por qué razón se ha de subvencionar esta actividad. Por mucho que nos empeñemos, la subvención -sea en el campo que sea- solo sirve para perpetuar -y a veces agravar- los problemas, porque impide que las personas que podrían, sabrían y/o querrían se lancen a hacerlo.

La semana pasada asistí a una representación del ciclo 'Teatro en El Fontán' (con entrada gratuita y, por tanto, pagada por aquellos que no asistieron, aunque casi prefiero esa forma de subvención que la directa: al fin y al cabo también el Ayuntamiento paga las entradas de los conciertos de San Mateo) a cargo de 'Teatro del Norte' y disfruté mucho. Seguramente lo mismo que si hubiese pagado entrada.

Cuando hay dinero público de por medio, todo se 'complica'. Hasta los emprendedores que intentan demostrar que el Teatro, amén de un arte, puede ser un negocio como lo es el cine o la música (como el caso de Pablo Larguía con el 'Teatro Lara'), se topan de bruces con la subvención.
Sí, la capacidad de los recintos en que habitualmente se representan las obras hace que sea muy dificil igualar la recaudación de un concierto mediano con una representación teatral (al menos con unos precios medianamente populares), mientras que a menudo es mucho más caro el montaje de una obra (al menos de algunas) que el de un concierto. Pero estoy seguro de que es posible hacer Teatro con la libertad de no 'sufrir' por el dinero público y sin perder dinero. Solo hace falta imaginación y capacidad emprendedora. Es posible, y solo hay que ver el extraordinaro éxito comercial de buena parte de los musicales, un género que muchos creían que no funcionaba en España.

Y sino, que se lo digan a las docenas, quizá cientos de compañías jóvenes, pequeñas, modestas, que nunca han visto ni verán de cerca un duro de subvención. En el fondo, no las necesitan.