Ciudad sin ley: el sector de la TV local

Televisión Local

¿Dónde está el límite?

Si hay periódicos regionales, emisoras de radio locales y otros medios de comunicación enfocados al ámbito más cercano ¿por qué no hacer lo mismo con la televisión? Alguien tuvo la idea de poner en marcha un canal de corto alcance dirigido a los habitantes de una ciudad concreta y desde entonces han pasado muchas cosas y no todas buenas. La tecnología necesaria para la producción y emisión ha avanzado enormemente, mientras que la legislación apenas se ha movido.

Al principio era el canal local…

La emisión de radio o de televisión necesita de una licencia, una concesión administrativa que en el primer caso conceden los gobiernos autonómicos y en el segundo el central. Sin embargo, los canales conocidos como locales parecían no molestar a nadie e incluso en ocasiones eran fomentados por los propios gobiernos locales como forma de “mantener informados” a los ciudadanos, revelándose como un medio de comunicación próximo y… rentable. La mejora y descenso de precios de la tecnología necesaria para emitir hicieron el resto: la inversión en local es mínima pues tan sólo se necesita un pequeño escenario con fondo azul o verde que se elimina de la imagen mediante la técnica del chroma virtual para después insertar en su lugar cualquier otro decorado generado por ordenador o en forma de imagen fija, un par de PCs potentes, una mesa de edición, software, cámaras y poco más. El total de la inversión es casi ridículo para disponer de un medio capaz de llegar a decenas o cientos de miles de personas…y de anunciantes.

…Y Polanco creó Localia

Así las cosas, este tipo de canales crecieron como setas por todo el país sin molestar a nadie, lo mismo que su facturación. Sólo era cuestión de tiempo que a algún empresario avispadose le ocurriese poner a varios de estos canales a emitir en cadena para crear una televisión de alcance nacional, y ese no fue otro que Jesús de Polanco, que no contento con la licencia que el gobierno socialista le había concedido para la televisión de pago para Canal+ quería también un canal nacional en abierto.

Como crearlo desde cero y esperar que le concediesen una licencia suponía mucho dinero y tiempo, PRISA se lanzó a la compra de canales locales y la creación de otros nuevos englobándolos todos ellosbajo la denominación de Localia TV y las puso a emitir en cadena con desconexiones locales en lo que era una cadena de alcance nacional…al margen de la ley. Eso no le impidió comenzar a promocionar su recién estrenada cadena en su propio diario (El Pais) y hacer otro tipo de publicidad más barata y menos clara… a través de sus micrófonos y cámaras convenientemente situados en las ruedas de prensa y acontecimientos informativos (en algunas ciudades periodistas de la sucursal de la Ser cargaban con dos micros, el suyo y el de Localia).

Desde entonces Localia y ido dando pasos firmes hacia la creación de ese canal nacional, incorporando cada vez más emisoras a la red, aumentando sus ingresos gracias a la contratación de publicidad para la emisión en cadena, e incorporando a su plantilla nuevos profesionales como Javier Gurruchaga , y todo ello sin que el gobierno haya dicho ni una palabra, aparte del proyecto de Ley Audiovisual que le daría respaldo legal a una cadena surgida entre la alegalidad y la ilegalidad. Mientras, el resto de grupos de comunicación observaban con atención la dirección de los acontecimientos, y decidieron lanzarse también al ruedo… con varios años de retraso frente a Polanco. Así, Vocento (antes Grupo Correo) también tiene su red de canales locales y la Cadena Cope (Radio Popular) puso en marcha en 2002 Popular TV.

…Y llegaron las audiencias…

La proliferación de canales locales, debida en gran parte a que cuando se produzca el apagón digital (se prevé que en 2007) muy probablemente la Administración conceda licencias de televisión digital a todos los canales que estén en emisión, y la enorme fuerza de las redes que emiten en cadena (sobre todo Localia) ha introducido gran competitividad en el sector, existiendo verdaderas peleas por cada pequeño anunciante local, al que se le convence con datos de audiencia en la mano.

Datos de audiencia que, como nadie controla, cada canal obtiene de donde le da la gana y da a conocer como quiere, dándose paradojas como canales de poblaciones de apenas 100.000 habitantes con “una audiencia acumulada de 170.000 espectadores”, o municipios con dos y hasta tres canales locales que dicen ser “el primero en audiencia”. Y es que unos recurren al EGM, otros a encuestas de empresas privadas y en otros casos los datos de audiencia son, en un prodigio de objetividad, “basados en estimaciones propias”. Sin embargo, esto no deja de ser algo puramente anecdótico comparado con las estafas perpetradas por unos pocos a través de supuestos concursos telefónicos

…Y los fraudes y estafas al espectador

Porque una cosa son los concursos o contenidos interactivos a través de números 806 (antes 906) o mensajes de texto premium que tanto proliferan hoy en día y más en los canales locales en los que suelen suponer una parte importante de su facturación, y otra muy diferente lo que hacen canales como MX Local. Esta red de cadenas consagra la práctica totalidad de su tiempo de emisión a unos concursos ciertamente rentables: sobre un escenario generado por ordenador una chica propone una pregunta o un juego con una solución suficientemente fácil, y ofrece como premio un ordenador a quien llame a un 806 y acierte la respuesta. A pesar de lo sencillo del supuesto juego, nadie consigue llevarse el premio, al que va añadiendo otros, hasta que al final del espacio, justo en la hora punta, una llamada acierta la respuesta. La presentadora, aparentemente enfadada, anima a llamar con frases como “estoy pasando todas las llamadas” o “si alguien lo sabe que me llame ya, que pasa a directo inmediatamente” e incluso llega a insultar a aquellos que cuelgan antes de pasar a directo, pero nadie parece acertar. ¿Acaso nadie sabe la respuesta? No, simplemente todas las llamadas que se emiten son falsas mientras que los espectadores que sí llaman son retenidos al teléfono hasta que se cansan y cuelgan o se dan cuenta de la jugada… claro que para entonces la cadena ya se ha embolsado unas 120 pesetas por cada minuto que el incauto ha permanecido esperando. Las llamadas que supuestamente entran y nunca aciertan y la que se lleva el premio no son más que la voz del productor modificada mediante un software o simplemente fingida para que parezca la de un niño (curiosamente, está prohibido a los menores de 18 participar en este tipo de concursos). Sin embargo, la estafa de MX no se detiene ahí, sino que llega hasta su página web, donde en lugar de información de la cadena se ofrecen chistes y pornografía y que nada más entrar y si el usuario no se mantiene alerta, instala un dialer que desconecta la conexión habitual y marca un 906. Por desgracia, el ejemplo de MX, que emite en cadena, no es el único de este tipo, incluso en algunos casos, para disminuir el coste de producción, los programas que se emiten son grabados y repetidos posteriormente, con lo que sólo es necesario mantener un operador en el 806 o una grabación que ordene mantenerse a la espera. Así las cosas, es normal que otras cadenas locales que emiten ocasionalmente concursos 806 no amañados se quejen porque ese tipo de actividad claramente ilícita les perjudica.

Pero como en el viejo oeste, el sheriff no está por la labor y esto es una auténtica ciudad sin ley.