La generación perdida
Nacieron en los 80 y crecieron con Barrio Sésamo o los más sosos Mundos de Yupi primero, y luego con Bola de Dragón o los partidos interminables de aquellos ases del balón que eran Oliver y Benji. Se hicieron adolescentes con el Windows 95 y Héroes del Silencio. Creyeron que estudiar una carrera universitaria les abriría las puertas a un trabajo interesante y bien pagado y aprendieron a temer que la Selectividad les privase de la vocación que acababan de crearse.
Crecieron en paz y en relativa prosperidad. La justa para acostumbrarlos a disfrutar consumiendo. Tuvieron clases de ‘Ética’ en el instituto y les enseñaron a alegrarse por los logros ajenos. Jugaron en la calle y con videojuegos. Desarrollaron conciencia ecológica.
El 30% de estos jóvenes que están a punto de llegar a la treintena están en paro. Muchos de ellos quizá no lleguen a tener nunca un trabajo. Para la mayor parte de ellos la única esperanza laboral está puesta en seguir estudiando, ahora para sacarse una oposición. Eran la generación destinada a cambiar el mundo, ahora son solo una generación perdida.
¿Nacieron, crecieron, creyeron, aprendieron, jugaron… eran? Nacimos, crecimos, creímos, aprendimos, jugamos… somos. 😉
😉 Por supuesto. Pero a veces uno toma distancia respecto al objeto de análisis…