¿Derechas o izquierdas? Las etiquetas muertas

Leo en un blog que sigo a menudo, una lamentable entrada sobre “gente de derechas” que abunda en el tópico de izquierdas y derechas, en ese corsé absurdo de ideologías de cuando la revolución francesa. ¿Por qué digo que es una distinción absurda? Pues porque no aporta nada: calificar a alguien o, como hacen algunos, autocalificarse como “de izquierdas” o “de derechas” es poco menos que un ejercicio abstracto, porque son conceptos vacíos de contenido.

Si quisiera conocer la opinión política de alguien -algo que va más allá de cuatro siglas- intentaría que me dejase clara cuál es su posición en la disyuntiva entre Estado y libertad individual, cuál es su posición respecto a la propiedad privada, y alguna cosa más. Pero nunca si es de izquierdas o derechas.

La última vez que alguien me preguntó semejante cosa le respondí que yo era de izquierdas. No sé si llegó a quedarle claro que me refería a que soy zurdo.