Hagan juego, internautas: oportunidades y amenazas del sector del juego en la red

En los últimos meses el sector de las apuestas a través de Internet está experimentando un importante boom en España. Los principales jugadores (nunca mejor dicho) del sector, han iniciado unas importantes campañas dirigidas a conquistar un mercado, el español, en el que gustan mucho los juegos de azar pero con poca tradición apostante.

Los principales corredores virtuales están realizando un considerable esfuerzo publicitario para intentar captar un buen número de jugadores, es decir, lograr una base de clientes lo mayor posible, a los que posteriormente conseguir fidelizar. Dobles páginas a color en diarios, anuncios en revistas y cuñas en radio, además de la consabida campaña en los medios digitales, se llevan un buen puñado de euros de las principales casas de apuestas virtuales, que parecen haberse fijado en nuestro país como uno de sus destinos preferentes.

La primera pregunta que cabría hacerse es la de la rentabilidad potencial de las inversiones que dichas empresas están llevando a cabo, desde la adaptación de su plataforma de apuestas (traducción, acuerdos con sistemas de pagos locales…) hasta el gasto publicitario o las promociones con las que se obsequia a los nuevos clientes. Todos esos gastos implican un coste de captación de cliente bastante elevado, que, no obstante, acostumbran a tener un buen resultado, pues el jugador acostumbra a tener un alto nivel de fidelidad a su portal de apuestas. Mientras que quien adquiere libros, discos u otro producto a través de Internet puede a menudo encontrarse con un buen número de variables que le lleven a comprar en distintos comercios según sean éstas (precio del artículo, falta de stock…), el apostante, al igual que el inversor, acostumbra a no variar de portal de apuestas, sea por la comodidad de usar la misma interfaz y el mismo tipo de aplicación, por el establecimiento de una relación de confianza con su broker o por cualquier otra razón.

La relación ingresos/coste de captación por cliente no resulta desfavorable, pero aún cabe preguntarse si estas empresas son (o serán) capaces de atraer un número de clientes aceptable, habida cuenta de que operan en un sector, el de los juegos de azar, en el que existen ya un buen número de opciones para casi todos los gustos, y a través de un medio, Internet, que aún hoy genera ciertos recelos en parte de la población cuando se trata de desembolsar dinero. Aparentemente, lo tendrían difícil en este sentido.

Sin embargo, los corredores virtuales han conseguido encontrar un hueco que, además, resulta bastante atractivo: el perfil se corresponde, en la mayor parte de los casos, con el de un varón joven (entre 24 y 35 años), con un nivel medio de ingresos y que, frente a los más clásicos juegos de azar, prefiere apostar ocasionalmente en juegos más dinámicos y que la mayor parte de las ocasiones llevan un componente lúdico. “Nos reunimos los compañeros del trabajo, y nos ponemos de acuerdo sobre la cantidad y el resultado al que apostar, y luego nos vamos a ver el partido. Así lo disfrutamos más.”
Efectivamente, salvando el caso de los casinos on-line, la mayor parte de las apuestas se centran en el ámbito deportivo: desde fútbol hasta rugby, pasando por la Fórmula-1, los resultados de las competiciones deportivas son uno de los principales acicates de los apostantes, frente a otros juegos que consideran menos atractivos.

Unos juegos contra los que los corredores de apuestas on-line tienen que luchar, y no sólo en lo comercial, sino también en lo legal. No en vano, el principal receptor de ingresos por el juego en España es el propio Estado, a través del conocido como ONLAE (Loterías y Apuestas del Estado), y con una participación significativa de la ONCE (que tuvo que pedir permiso al Estado para poder lanzar su nuevo juego, el “Combo”, que no ha conseguido llegar a los niveles esperados de participantes) y casi testimonial de los Bingos (que funcionan férreas autorizaciones administrativas) y de unos pocos casinos cuya concesión es decisión administrativa. Podría decirse, por tanto, que el sector del juego está controlado de manera casi monopolística por el Estado, que, además tiene la potestad legislativa en la materia. Razón por la cual, los principales corredores que operan en España están radicados en otros países, donde la legislación relativa a las apuestas es más clara y laxa. Así, LadBrokes y Miapuesta (que a su vez cuenta con RadioApuesta) tienen su sede en Inglaterra, Bet&Win en Gibraltar y MrBookmarker, en Malta. Frente a las actitudes prohibicionistas de muchos gobiernos occidentales, los brokers toman la inevitable y obvia decisión de instalarse en otros países, tal y como analizó Koleman Strumpf en su artículo “Por qué las prohibiciones de los juegos de azar en Internet no funcionarán” (Traducción al castellano de Nicolás López publicada por el Cato Institute).

Pero los problemas legales para estas empresas no sólo vienen por parte de los gobiernos, sino de otros ámbitos. Sin ir más lejos, en las últimas semanas, el Real Madrid ha demandado a varias de ellas por usar derechos de imagen del club sin su permiso, y la LFP (Liga de Fútbol Profesional) ha emprendido también una batalla en su contra. Mientras, los modernos croupiers digitales del deporte siguen animándonos cada día a hacer juego con las excusas más variopintas y las alternativas y combinaciones más variadas. Como de costumbre, -nada cambia en esto del azar, y tampoco en los negocios- unos pocos afortunados tendrán suerte.
Por David Lombardía. Publicado originalmente en “Codigo Cero”.