Competencia y Jerez: el dilema paradójico

Hace apenas unas horas, se ha conocido que la Comisión Nacional de la Competencia ha impuesto una millonaria multa a un buen número de empresas productoras-distribuidoras de Vino de Jerez. Las ‘sentencias’ de este organismo siempre son interesantes de analizar si te interesa la economía, pero en este caso me ha parecido un ejemplo de libro para explicar el dilema del prisionero, ya que una de las bodegas implicadas -la de la familia Ruiz-Mateos- ha salido libre de multa por colaborar en el proceso.

En el esquema de la matriz de pagos de un dilema del prisionero, todos escogieron esperar a ver si pasaban los plazos y quedaban sin sanción, y uno se saltó el ‘acuerdo’. Ahora, el resto se comen una sanción multimillonaria que seguramente aboque a más de una bodega al cierre, mientras que el colaborador no solo se queda sin multa sino con menos competencia. A veces, las actuaciones de la Comisión Nacional de Competencia son así de paradójicas…

Y, ¿por qué puede llegar a ocurrir esa paradoja de que alguien acabe quedándose sin competencia en un supuesto proceso de defensa de la misma? La razón se llama ‘Programa de Clemencia’:

La clemencia puede beneficiar a aquellas empresas que aporten elementos de prueba que posibiliten a la CNC la detección del cártel, siempre que no hayan sido las instigadoras del mismo y pongan fin a su participación en la conducta prohibida.

El programa de clemencia supone, para las empresas que forman parte de un cártel una suerte de vía de salida, ya que, si cumplen determinados requisitos, podrán beneficiarse de la exención o reducción en el pago de la multa que les habría correspondido por su participación en el acuerdo prohibido.