Álvaro Flórez Estrada: Libertad económica e intervención

La libertad económica y la intervención del Estado fueron algunos de los temas más importantes de la economía clásica. 150 años después de su muerte, queremos revisar las ideas de Álvaro Flórez Estrada sobre estos temas hoy tan importantes, comparando las propuestas de Flórez con las de los grandes representantes de la economía clásica y del liberalismo moderno en una suerte de homenaje al economista asturiano.
La discusión acerca del papel del Estado en la actividad económica ha sido practicamente desde los inicios de la disciplina una cuestión de importancia considerable, e intimamente relacionada con la libertad, sea esta estrictamente económica o, como apuntaron algunos pensadores, también personal.
Así, libertad económica e intervención estatal fueron objeto del análisis de los economistas clásicos, como Adam Smith, que influido por Mandeville, Locke o James Mill, supo convencer de que la mano invisible del mercado constituía una de las principales herramientas para hacer compatibles los intereses egoístas y aparentemente irreconciliables de los distintos individuos, dando lugar posteriormente a la discusión sobre la conveniencia de la intervención del Estado en el mercado limitando el laissez faire. Varios siglos más tarde, economistas como el Nóbel Friedrich Von Hayek profundizarían en la idea, ya presente en John Stuart Mill, de la necesidad de limitar la intervención estatal para garantizar unas libertades ya no sólo económicas sino también personales.

Ideas básicas

Álvaro Flórez Estrada presenta una postura clásica respecto a la actividad del Estado en la economía. En su Curso de Economía Política, Flórez entiende que el gran papel del Estado en la economía no es otro que permitir a los individuos ejercer su libertad económica, y no restringirla con su intervención:
“Jamás se consiguió ni conseguirá promover la industria en virtud de reglamentos. Siempre que las leyes aseguren a los asociados el fruto íntegro de su trabajo, la elección de éste y la facultad de cambiar sus recíprocos productos cuidando al propio tiempo de darles una educación que les habitúe a contemplar el trabajo como origen de todas sus comodidades, ellos serán laboriosos, inteligentes y ricos.”

Retrato de Alvaro Florez EstradaEsta frase resume buena parte de su pensamiento al respecto y de la base del liberalismo. Así, aún cuando Flórez parece considerar también que el consumo suntuario no es productivo “es innegable que los consumido de un modo lujoso no puede servir para satisfacer una verdadera necesidad”, se opone a las leyes suntuarias precisamente por la intervención que requieren:
“los gobiernos no pueden ni deben llevar la cuenta y razón de la entrada, salida y balance de las riquezas que constituyen la fortuna de cada individuo … para que tales leyes tuviesen cabal cumplimiento”.
Flórez se opondrá también a la intervención de los gobiernos en el libre comercio con leyes que limitan la actividad comercial, explicando que el valor (la noción de trabajo productivo) está en la utilidad que la actividad aporta, de forma que la actividad de los revendedores reporta utilidad al proporcionar los productos en la cantidad y momento precisos. Basándose en esto, Flórez reprueba las medidas dirigidas a disminuir los revendedores, pues hacen decrecer la competencia entre éstos e incrementan los precios respecto a los que existirían sin esas leyes que los persiguen.
La intervención del Estado en la producción favoreciendo unos determinados usos o restringiendo otros no harían, según Flórez, más que distorsionar la asignación de capitales entre los distintos sectores, proposición que convierte en intemporal: “jamás el gobierno dió preferencia a una de las clases productivas sin que resultasen grandes perjuicios a la sociedad; jamás los dará sin que se sufran iguales inconvenientes.”

Sí al libre comercio

También se opone al proteccionismo, afirmando que al contrario de lo que el autor de La riqueza de las Naciones pensaba, el capital dirigido al comercio interior no es más productivo que el dirigido al comercio exterior. Esta idea de Smith y Say “ es, por desgracia, muy general y produce las leyes impropiamente llamadas leyes protectoras de la industria nacional ”. Y es que en lo referente al comercio entre países, también se puede encontrar en Flórez la idea de que éste es beneficioso y no debe ser limitado por los poderes públicos, dejando como únicas medidas públicas al respecto proteger el comercio en tiempo de guerra y aprovechar los tiempos de paz para “remover las restricciones de los gobiernos extranjeros, absteniéndose por su parte de señalar ninguna, aun cuando sea la más insignificante”.
Referente a esto, las diferencias de matiz respecto a Smith o Mill son evidentes. Además, Flórez añade que los gobiernos deberían abolir todos los obstáculos al comercio interior, dejando actuar así la oferta y la demanda: “El sistema de tolerar que las cosas sigan su curso natural sin hacer caso de solicitudes casi siempre dictadas por la imprudencia, sería el medio más eficaz y el único justo de restablecer el equilibrio entre la demanda y la producción” y garantizando un trato igual: “…con este bienestar no son compatibles los favores especiales”.

Por último, analizar la postura de Álvaro Flórez Estrada sobre la provisión de bienes por parte de los gobiernos, es decir, la entrada del Sector Público en la actividad industrial. En esto coincide Flórez con Smith, llegando incluso a citar la afirmación de éste “no hay dos carateres más incompatibles que el de comerciante y el de soberano” . Justifica esta postura por la falta de diligencia y conocimientos de los agentes que han de llevar a cabo esa actividad para el gobierno “no hay fundamentos para persuadirse que estos agentes sean activos, económicos e inteligentes.” y que hacen difícil que las dos funciones que debe tener una empresa (aumentar la utilidad del capital empleado y obtener productos baratos) se lleguen a producir cuando ésta está administrada por cuenta del gobierno.
Esto nos lleva a una conclusión que se recoge en el último párrafo del Capítulo 13 del Curso, y en la que queda resumida de forma magistral buena parte de la filosofía de Álvaro Flórez Estrada sobre la intervención del Estado:
“La conducta que un gobierno ilustrado debe observar con respecto a la producción de la riqueza despuésde afianzar al individuo el derecho de propiedad, la libre elección de su trabajo y los espontáneos cambios de las mercancías se reduce a comisionar profesores inteligentes que se informen de los descubrimientos verificados en los países de mayores progresos; a importar los libros y modelos que fomenten la industria, y a proporcionar la plantas, las semillas, los árboles y los animales útiles de que carece la nación. Por último, a formar escuelas experimentales con el objeto de generalizar la instrucción competente para que el trabajo sea muy eficaz”.

LINKS

Si desea profundizar en la obra de Florez Estrada, en la siguiente página web existen multitud de recursos donde iniciar su búsqueda.
Asimismo, los textos del mayor especialista en el tema, Salvador Almenar, son una buena referencia.

Queda patente también en este párrafo anterior la importancia que Flórez, como Smith y Mill, daba a la educación, un tema transversal en toda su obra y en que no parece alejarse mucho de lo dicho por éstos, pues Flórez parece entender que la financiación de la misma debe ser tarea del Estado.