Algunas respuestas (incómodas) para después del rescate

No me considero -ni pretendo- un experto en asuntos macroeconómicos. Pero tampoco hace falta serlo para tener claras algunas cosas que me parecen básicas al hilo de nuestro rescate. Allá van algunas preguntas y respuestas:

P: ¿Bajará la famosa ‘prima de riesgo’?
R: No, a medio plazo. El rescate significa tener más crédito disponible, pero en la medida en que sea necesario emitir más deuda, la pagaremos aun más cara, lo que podría acabar haciendo necesaria una segunda fase del rescate. No es previsible que la prima de riesgo baje, más bien lo contrario.

P: ¿Habrá más crédito disponible para empresas?
R: Tampoco parece de esperar. Hay que reducir deuda -aunque el Estado haga lo contrario- y la que se emita irá a cubrir emisiones públicas -a un interés cada vez mayor- y a tapar agujeros de los sectores rescatados.

Entonces, ¿el problema no “está solucionado”?
No, solo está solucionado el problema de conseguir 100.000 millones de euros para inyectar capital en los bancos. La otra opción era dejar caer aquellos en problemas y liquidarlos como cualquier empresa en quiebra. Ahora hay que generar riqueza para ir pagando puntualmente esos 100.000 millones además del otro 1.000.000 de millones de euros. LA cuenta se incrementa en aproximadamente mil euros por segundo.

P: ¿Rescate o préstamo?
R: Poco importa. El significado es que debemos 100.000.000.000 € más que hay que devolver. Eso son unos 5.500 € por trabajador a añadir a los 57.500 que cada trabajador español ya debía. El Estado no ha modificado en nada su comportamiento: tan solo hemos dado un peligroso patadón hacia delante.

P: ¿Es posible un corralito?
R: Es una opción que hace meses parecía tremendamente improbable. Hoy en día se asume que está encima de la mesa. Pero ni Vd. ni yo nos enteraremos a tiempo y, en todo caso, el problema no es el corralito en sí sino lo que viene tras él. cosa para la que tampoco es buena idea intentar protegerse con dinero en efectivo (si es que era su idea…)

P: ¿Y qué puedo hacer yo?
R: No mucho. Lo más básico: no endeudarse. Prepararse para vivir de forma más sencilla. Para asumir pérdidas en la mayor parte de inversiones posibles. Reducir su dependencia del Estado (¡sea libre!: el Estado NO es su amigo). Leer sobre economía. Preguntar y aprender. Si siguió las comparecencias del ministro de economía y del presidente del gobierno con atención observaría que mintieron (¡dijeron cosas contrarias!).

P: ¿Por qué nos mienten?
R: Ellos le dirán que “por su bien”. Ciertamente, la economía se basa en la confianza y si todo el mundo supiera cómo están las cosas realmente, se provocaría un hundimiento rapidísimo y aun más profundo. Pero la confianza se gana día a día con trabajo y honradez. La política no se lleva bien con ninguna de las dos.